lunes, 14 de diciembre de 2009

guardia

Sospecho que esto será así de ahora en más.
Como si se tratara de un proceso irreversible, como esos lacónicos y agudos parte médico que solían darme en la sala de espera durante la agonía de mis afectos.
Escucharlos eran tan dolorosos como esperarlos.
Naturaleza implacable.
Palabra certera y despojada de sentimiento voluntario.
Irreversible.
Que no volverá nunca al lugar de donde lo dejamos.
Cómo vencida capacidad elástica de los cuerpos.
Y aunque británica y sonora verba acompaña mis largas e inmensas horas desprovistas de sensato criterio sólo se trata de escasa alegría periférica.
Perdidas notas en el interior de un cuore furibundamente herido.
Poeta del arrabal ya lo había advertido “las horas que pasan ya no vuelven más”
Y no se equivocó.
Habrán días tibios y días fríos, pero ninguno templado.
Ya no más soleada tarde de domingo.
Domingo no forma parte de mi calendario.
Aunque populares cánticos en pixelada pantalla me indiquen que hay quitapenas con forma de balón. Domingo es folklore adormecido en vía muerta.
Preguntas sencillas como ¿por qué? asaltan mansamente mi enredadera.
Como si con ello pudiera escaparle a signado presente contínuo situado en NO.
Detrás de mí, como absurda burla del reino animal, un pequeño y altanero ser se mece en su acuosa jaula de cristal y me mira desafiante, como sabiendo que ni en rapto de iracundo impulso pudiese yo hacerle daño, ya que me quedaría extremadamente solo.
Y lo disfruta una y otra vez.
Mientras recorre un escueto río de ficción.
Vos no sos vos.
Vos sos otra.
Ya no llevas tu morfología a cuestas

Dice el parte de hoy:
Vos no vendrás.

chinasky

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